La Fitoterapia es una opción terapéutica validada por numerosos estudios científicos y cientos de años de experiencia en millones de personas.
El farmacéutico es el profesional más cualificado para recomendar sobre plantas medicinales, ya que las ha estudiado en su carrera en al menos tres asignaturas.
Las plantas medicinales deben ser analizadas para comprobar que no existen contaminantes perjudiciales para el hombre.
Las plantas medicinales tienen efectos sobre la salud. Por lo tanto, debe ser un profesional de la salud el que las recomiende.
Aunque las plantas medicinales tienen, por lo general, menos efectos secundarios que los fármacos de síntesis, no son inocuas, y algunas de ellas son, incluso peligrosas.
La farmacia es el único establecimiento que garantiza que las plantas medicinales lleguen al consumidor final en las mejores condiciones.
Los fármacos basados en plantas medicinales son medicamentos. Para las afecciones leves y moderadas pueden obtenerse libremente en farmacia; para las graves, requieren la prescripción de un médico.
Las plantas medicinales deben administrarse con un prospecto que indique su indicación, su posología y sus posibles efectos secundarios.
Los principios activos de las plantas medicinales requieren unas condiciones óptimas de conservación, ya que son muy inestables. La mejor forma de hacerlo es envasándolas como medicamentos.
Existe variabilidad entre cosechas e, incluso, de una planta a otra. Se requieren controles y análisis exhaustivos, como los de cualquier medicamento, que garanticen la igualdad de principios activos.
El Centro de Investigación sobre Fitoterapia (INFITO) es una asociación científica dedicada al estudio y divulgación de la Fitoterapia, integrada por especialistas de la Medicina y la Farmacia de toda España.